Podemos pensar que la Barceloneta poco ha cambiado desde que se colocó la primera piedra el 3 de febrero de 1753. Pero cuando se hacen controles arqueológicos como el que se hizo en la plaza del Llagut en el 2014, vemos que en el subsuelo quedan restos de un pasado no tan lejano. En ese mismo lugar mucho antes de la construcción de las viviendas de pescadores existía un cuartel del ejército, en concreto el cuartel de infantería de San Fernando con una capacidad para 1.200 soldados. Muy cerca de este cuartel había otro, ubicado en la actual plaza del Poeta Boscá, el cuartel de caballería de San Carlos, de ahí el nombre de una de las calles que lo delimitaban. El cuartel tenía una capacidad para también 1.200 soldados otros tantos caballos, cañones y armamento vario. Los dos cuarteles fueron construidos entre 1764 y 1779. El de San Fernando fue derruido al finalizar la guerra civil y el de San Carlos en 1930 dejando un solar, o replano como se decía entonces, de ahí su sobrenombre de Replá que con el tiempo evolucionó a Répla. La plaza que desde siempre ha sido el centro neurálgico del barrio. Plaza donde teníamos y tenemos el mercado construido en 1884. También tuvimos al lado del mercado el colegio Virgen del Mar construido en 1951. Colegio que usaba la Répla como patio de recreo, por eso en el centro de la plaza había una pista vallada de Balonmano que todos usábamos para jugar a futbol. Es curioso imaginar cómo sería el barrio entonces, cuando en vez de plazas había ruidoso cuarteles que despertaban a los vecinos de buena mañana a golpe de corneta. Aparte de los ruidos típicos de los cuarteles, también estaban los olores de tanto caballo haciendo sus necesidades por todo el cuartel y alrededores. Si a todo ello le sumamos los olores y ruidos del mercado podemos hacernos una idea de cómo sería la vida en el barrio en aquella época sin Répla y con las calles tosavía más estrechas. En ocasiones no nos damos cuenta de los cambios y transformaciones de nuestro entorno y pensamos que siempre fue todo como ahora lo vemos. Cuando alguna persona mayor dice que el barrio no es lo que antes era, no se lo está inventando, tiene toda la razón. Los cambios son constantes aunque no nos demos cuenta de ellos, o no nos fijemos por nuestras ajetreadas vidas.

