
Juan Pich i Pon, el alcalde de Barcelona que decía ‘piquiponadas’
¿Quien era Pich i Pon? Juan Pich i Pon, un curioso nombre para un alcalde populista y analfabeto de la Barcelona de los años treinta, era un personaje de expresiones rebuscadas y sin sentido. En ocasiones cambiaba una palabra por otra parecida que cambiaba completamente el significado de la frase.
Eran tantas las barbaridades que decía que sus expresiones llegaron a tener nombre propio. Dichas frases mal construidas o erróneas han pasado a la historia como frases piquiponianas. Cuando alguien tenia una idea descabellada se le decía que era una piquiponada. Lástima que dicha expresión ya no se utilice.

Cuando digo que Juan Pich i Pon era analfabeto no exagero. El alcalde no sabía leer ni escribir y se jactaba de ello. No en vano, llegó a ser un gran industrial y uno de los promotores de la Exposición Universal de Barcelona de 1929.
De familia muy humilde, lampista y sin estudios, llegó a la cúspide de la política catalana y estatal gracias a sus influencias y chanchullos varios como buen estraperlista que era.
Pese a su analfabetismo, llegó a ser presidente la Cámara de la Propiedad Urbana, Subsecretario de la Marina, Alcalde de Barcelona, y Gobernador General, es decir, presidente interino de la Generalitat suspendida, puesto a dedo en una especie de articulo 155 de la época.

Vinculado al Partido Republicano Radical de Lerroux, Pich i Pon era un político al servicio de los intereses empresariales de la ciudad y, en especial, de los especuladores del suelo.
Una de sus frases más recordadas, contemplando la ciudad desde el Tibidabo, fue: “¡Cuánta propiedad urbana!”.
Como industrial del sector eléctrico, fue promotor de la Exposición de Industrias Eléctricas, que acabó convirtiéndose en la Exposición Universal de 1929.
En la inauguración del evento, pronunció otra de sus frases célebres frente el rey Alfonso XIII: “Majestad, ante sus pies la ubre”, en lugar de la ‘urbe’.
Piquiponadas épicas:
“Al oír cantar la Marsellesa, se me erizan los pelos del corazón”.
“Soy partidario del homosexualismo, es decir, que hombres y mujeres puedan amarse y dejarse cuando les parezca bien”.
“En la Rambla de Catalunya han abierto un restaurante con luz genital”.
«Para mí, el tirano más famoso fue el Tirano de Bergerac”.
“Bueno, empecemos con la A: Acienda”.
«Llegará un día en que los entierros se harán sin curas y sin difunto”.
“Yo y otro regidor estuvimos allí de cuerpo presente, refiriéndose a sus asistencia a un funeral”.
En una visita al Parque de la Ciutadella como presidente de la Comisión de Parques y Jardines, el responsable le sugirió comprar góndolas, a lo que respondió: “Sí, pero no una, sino dos: un macho y una hembra. ¡Que críen, que críen!”.
El escándalo del estraperlo acabó con su vida política en 1935.
Se exilió al empezar la Guerra Civil y murió en París el 21 de mayo de 1937.
Pero a pesar de todo, algo nos dejó para el recuerdo: su casa. El edificio Pin i Poch, diseñado por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, situado en el numero 9 de la Plaza Cataluña.


