Hace unos días estaba sentado frente al ordenador, levanté la cabeza y vi en una estantería de libros una grabadora de casete tipo Walkman. Recuerdo que me la encontré hace años y llevaba enganchado el adhesivo de una famosa cadena estatal de radio. Estiré el brazo para ver si había alguna cinta dentro y así fue. Dentro del aparato había una cinta de casete que grabé a principios de los años ochenta. Le di al play, y escuché un programa de misterio que emitían los domingos por la noche en Radio Juventud de Barcelona.
Por aquél entonces estaba de moda, en muchas emisoras de radio, programar este tipo de espacios al más puro estilo Cuarto Milenio, pero sin ningún tipo de filtro, donde te vendían las mil y una historias más que dudosas y muy teatralizadas. Se puede decir que estos programas eran una estafa, todo un timo, pero a mí me gustaban.
Siempre fui un gran consumidor de radio, sobre todo de los programas nocturnos que me ayudaban a dormir en las frías noches de soledad e insomnio.
La sorpresa fue mayúscula cuando al darle la vuelta a la cinta vi escrito Radio Lucifer, y descubrí que al finalizar el programa de radio, la cinta seguía, y otro programa llamado Radio Lucifer, venía detrás.
La voz que escuché me sonaba mucho, me resultó muy familiar, y la excitación se apoderó de mí.


Aquella voz era la mía, pero la de cuarenta años atrás. Fue como un viaje en el tiempo, pero sin moverme de mi escritorio. Se me pusieron los pelos de punta y la melancolía me invadió.
Lo que escuché era un intento de programa de radio, toda una tontería de adolescente, un tanto entrañable, oscura y misteriosa a más no poder.
El programa consistía en la lectura de fragmentos de El Gran Libro de San Cipriano (Tesoro del Hechicero) Un libro de tratados de magia negra y ocultismo, que contenía antiguos escritos de hechiceros y nigromantes.

Me vino a la mente la imagen de mí mismo, de noche en mi adolescente habitación con las paredes empapeladas de posters de bandas heavys, con un micrófono conectado al equipo de música, donde grababa la voz mientras leía el libro, y manejando los volúmenes de la canción y los efectos que sonaban.
Artesanía sonora pura y dura del siglo pasado, de principio de la década de los ochenta, tan de moda en la actualidad gracias a series como Stranger Things, o Cobra Kai.
La grabación imagino será de 1982, ya que la canción que sale en ella es del disco Mob Rules de Black Sabbath, fue en ese año que salió el disco y recuerdo comprármelo a día siguiente de salir a la venta. En aquella época, yo era superfan de este tipo de música, y escuchaba mucho a Black Sabbath, Venom, Angel Witch, Demon, y a toda esa corte de bandas satánicas. También consumía mucha literatura del tema, y mi libro de cabecera era La Biblia Satánica de Anton Szandor Lavey.

A tan corta edad escribí una especie de ensayo sobre religiones antiguas y la visión social de Satán a lo largo de la historia. Un manuscrito que no logro encontrar, igual en algún momento lo quemé, ya que esas oscuras practicas no me dieron muy buena suerte que se diga.
Es bonito descubrir que hace cuarenta años ya escribía, hacía intentos de radio, y por supuesto mi pasión era la música.
De escribir y hacer música me acordaba, pero desde luego lo de la radio lo había olvidado por completo. Por supuesto la voz que tenía de adolescente nada tiene que ver con mi voz actual, curtida a base de tabaco y alcohol. Una vicecílla un tanto infantil muy alejada de mi actual voz, la que algún día alguien catalogó de voz de follador nocturno… 😊

Para los que no me conocen personalmente dejaré algo de mi voz actual para que se hagan una idea de la sorpresa que me llevé al escuchar mi aflautada voz de hace cuarenta años.