«EL TANGO DE LA COCAÍNA» PARAL.LEL – BARCELONA (1926)

Música : Joan Viladomat i Masanas
Letra : Amichatis (Josep Amich i Bert)
Guiñól lírico en un acto
Libreto de Amichatis y Gerardo Alcázar
Intérprete: Ramoncita Rovira

El tango de la cocaína era parte de una pieza teatral “Guignol en un acto”, de Amichatis, cuyo título era el mismo del tango, estrenado en el teatro Español de Barcelona, en octubre de 1926.
La avenida del Paral.lel en los años veinte era un hervidero de espectáculos de todo tipo y se dice que los bares y cafés no tenían puertas ya que no cerraban nunca.
El ambiente de la zona era al más puro estilo parisino, pero más parecido al de Marsella al tener puerto de mar.
En el ambiente del Paral.lel se mezclaban marineros de todas partes del mundo, anarquistas, prostitutas, artistas, travestis y todo tipo de fauna nocturna.
Muy cerca estaba la Tierra Negra que subía por las faldas de la montaña de Montjuïc, lugar prohibido para la policía donde vivían personajes de todo tipo que daban rienda suelta a sus vicios más ocultos.
La cocaína, la morfina y la heroína eran de consumo habitual y se podía adquirir en las farmacias, pero estas sí que tenían horario de cierre, por lo que mucha gente se dedicaba al trafico ilegal de dichas substancias.

Lo normal que ponían a la venta era la cantidad de droga que cabía dentro de una caja de fósforos, y la guardaban en un bolsillo que tenían en el forro de la chaqueta a la altura de la espalda, de ahí viene el nombre de «Camello».
Eran tiempos de cazallas y aguardientes de todo tipo, la Absenta estaba de moda con todo lo que ello conllevaba.
Los fumaderos de opio también estaban de moda y había unos cuantos esparcidos por la ciudad, así como Meublés, lugares donde disponían de habitaciones ambientadas en diferentes estilos que alquilaban por horas a parejas de amantes a los que no pedían el libro de familia. Se podía decir que reinaba la libertad total dentro de estos establecimientos. Aún queda algún Meublé en Barcelona, y es el sitio más discreto al que puedes ir con tu amante. Se encargan de que los clientes nunca se encuentren por los pasillos y el coche lo estacionan en una de sus plazas de parking quedando oculto detrás de una cortina.
Sobra decir que de prostíbulos estaba llena la zona, el más famoso era el Madame Petit, lugar donde podías conseguir hacer realidad cualquier fantasía sexual.
Era el prostíbulo más grande y famoso de toda Europa, incluso disponía de moneda propia.

El mayor apogeo de aquella Barcelona salvaje y canalla fue en el periodo de la primera guerra mundial. Barcelona se convirtió en refugio de familias adineradas de toda Europa, y también de prostitutas de cualquier lugar del mundo en busca de una vida mejor.


Abajo fotografías reales del Madame Petit.

En Madame Petit se podía acceder a cualquier tipo de vicio. En el lupanar podías hacer tríos, orgías en cama redonda de lo más fantasiosas, satisfacer placeres necrófilos, supongo que de ficción. También disponían de animales que hacía las delicias a los amantes de la zoofilia, la más solicitada era una cabra. También trabajaba una madre polaca y su hija que satisfacían a los amantes del dolor y la dominación, proyecciones de cine pornográfico, armarios llenos de disfraces, donde los favoritos eran los de monja y los de cura. Todo lo que desearas lo podías conseguir en Madame Petit, cualquier tipo de parafília sexual, se dice que era satisfecha y todo muy higiénico para la época. En Madame Petit se instalaron los primeros bidés de España.
El escritor maldito Jean Genet, vivió en el barrio chino y nos cuenta muy bien el ambiente de la zona en su novela «Diario de un ladrón» (1949), donde rememora sus propias andanzas como indigente, carterista y chapero en los años treinta; en el Barrio Chino de Barcelona.

LETRA DEL TANGO DE LA COCAÍNA
(Original sin censura)

«Soy una flor caída del vicio fatal esclava, por el destino vencida.
Sola en el mundo, nacida del pecado. Un desalmado me hizo mujer.
Fue aquel querer el yugo, engendro del mal, pendiente fatal, de mi alma verdugo.
Y ya al fin caída por el fango envilecida para todos soy juguete de placer.
Y en la cocaína que otro mundo me ilumina, busco calma para mi alma de mujer.

Ella endulzó la hiel de este dolor que me hizo cruel.
¡Cocaína…! Sé que al fin me ha de matar.
Me asesina, pero calma mi pesar. Si me deja, todo es sombra en mi vivir.
Sé que al fin me ha de matar pero no me hace sufrir.

Con la ilusión perdida ya nada del mundo espero, ni ya me importa la vida.
Desvanecida la sombra del pasado y destrozado mi corazón.
Busco en el mal ansiosa la droga encontrar que al fin me ha de dar la muerte piadosa.
Reina de la orgía, su bendita tiranía poco a poco consumiendo va mi ser.
Ella me domina y otro mundo me ilumina cuando calma busca mi alma de mujer.

Ella endulzó la hiel de este dolor que me hizo cruel.
¡Cocaína…! Sé que al fin me ha de matar. Me asesina, pero calma mi pesar.
Si me deja, todo es sombra en mi vivir.
Sé que al fin me ha de matar pero no me hace sufrir.»

En la siguiente grabación podemos ver las manos de las tijeras de la censura

En el siguiente vídeo oirás diferentes versiones del Tango de la Cocaína sin censura, también le añadí el tema Cocaína en Flor, canción publicitaria del perfume de 1933.

Si queréis haceros una idea de lo que era Barcelona en aquella época os recomiendo la lectura, aparte del «Diario de un Ladrón» de Jean Genet, «La Ciudad de los Prodigios» de Eduardo Mendoza. La novela que me hizo abrir los ojos y enamorarme de la historia de mi ciudad.

Una película muy divertida que retrata muy bien a la burguesía barcelonesa de la época es «Inconscientes».

Otra que muestra muy bien el pistolerísmo de la época es «La Sombra de la Ley»

Dos libros de Paco Villar que te adentran en los ambioentes del Paral.lel y el barrio chino son «La Criolla» y «Barrio Chino»

Y es que Barcelona estaba a años luz del resto de aquella España rural gobernada por caciques.

Si quieres saber más sobre el ambiente nocturno de la época haz click en la siguiente foto. Ahí cuento algo sobre las famosas Carolinas.